Un año más, trás la "madrugá" más corta que se recuerde en Linares, llega la hora nona, la hora en la que Nuestro Señor Jesucristo ya sin fuerzas, realiza un último esfuerzo y tras mencionar sus últimas palabras: "En tus manos encomiendo mi Espiritu", expira en las calle del Marques de Linares dejandonos a todos su último testimonio de Amor y entrega.
Tras Él, nuestra Madre de la Esperanza, que nos ayuda a comprender su mensaje de Salvación y que precisamente nos llama a tener Fe y Esperanza en que tal y como dijo al tercer día resucitará.
Este año, y otra vez por causa de la lluvia, tras retrasar la salida, tan sólo se ha podido llegar a la Ceremonia de la Expiración para después recogerse en el Templo tras el gran aguacero que cayó.
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